La restauración de los ecosistemas no avanza al ritmo necesario para contrarrestar su destrucción. Las ciudades deben no solo reverdecer los espacios existentes, sino también restaurar lo perdido y, sobre todo, evitar nuevas pérdidas en sus áreas de expansión.
31 de enero de 2025
Los entornos naturales y urbanos no son opuestos; siempre han estado conectados y evolucionan juntos. Sin embargo, la rápida transformación del suelo urbano es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad, alterando ese equilibrio.
A continuación, presentamos una serie de consideraciones clave para integrar la biodiversidad como un pilar fundamental en la planificación de nuestras ciudades
Las ciudades crecen como organismos vivos
La biodiversidad abarca desde la escala microscópica de los genes hasta los ecosistemas completos. Las ciudades, como sistemas complejos, interactúan principalmente con los ecosistemas y pueden servir como un puente entre el conocimiento biológico y humano.
Del campo a la ciudad: el costo del cambio de suelo
El cambio en el uso del suelo es la principal causa de pérdida de biodiversidad. A menudo, las tierras destinadas inicialmente a la agricultura terminan siendo urbanizadas, un proceso difícil y costoso de revertir.
Proteger el entorno natural
Las ciudades deben cuidar sus entornos naturales para evitar una mayor degradación y garantizar servicios ecosistémicos esenciales, como el suministro de agua. La planificación urbana y territorial es clave para lograrlo.
Expansión y segregación
El crecimiento descontrolado y la segregación urbana afectan tanto a las personas como a los ecosistemas. Para evitar la fragmentación del paisaje, es fundamental anticipar estos cambios mediante herramientas de proyección, modelado de escenarios y estrategias de conservación.
Restaurar lo degradado
Además de conservar los ecosistemas, las ciudades deben recuperar espacios naturales ya dañados y generar nuevas áreas verdes y azules dentro de su propio tejido urbano.
Regulación ecológica y cooperación
Los ecosistemas, especialmente las cuencas hidrográficas, suelen abarcar múltiples territorios. Como los ríos suelen marcar límites administrativos, su gestión requiere coordinación entre diferentes gobiernos y una regulación que garantice su conservación.
Bienestar para todas las especies
Las ciudades son espacios de convivencia. Fomentar la empatía hacia otros seres humanos, futuras generaciones y otras especies es clave para fortalecer la solidaridad y prevenir una sexta extinción masiva.
Construir una relación más sostenible entre la ciudad y la naturaleza no se trata solo de medidas visibles como plantar árboles en las calles o crear parques. También implica atender riesgos menos evidentes, como la fragmentación del paisaje, y adoptar estrategias a largo plazo que prevengan la degradación ambiental y consideren sus impactos en el futuro.
Con información de UN-Habitat: Expertise and Work on Urban Biodiversity