La llegada de migrantes a nuevos territorios, gestionada correctamente, representa en las comunidades y territorios de acogida una contribución en sus conocimientos y experiencias, además de crecimiento económico y riqueza cultural. La movilidad humana es una oportunidad indudable de crecimiento y desarrollo.
Septiembre 5, 2022.
La migración venezolana a los países de América Latina y el Caribe es un asunto de gran importancia. De acuerdo a la plataforma R4V, de los 6.1 millones de refugiados y migrantes procedentes del país sudamericano, 5.8 millones se encuentran en la región. Este éxodo masivo sobrepasa la capacidad de respuesta de los gobiernos de acogida en temas de prestación de servicios que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos de refugiados y migrantes.
A raíz de esto, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las migraciones (OIM) y ONU-Habitat se unieron en una iniciativa denominada Ciudades Incluyentes, Comunidades Solidarias, la cual, con financiación de la Unión Europea, busca reducir las vulnerabilidades de los refugiados y migrantes venezolanos e incrementar la resiliencia de las comunidades de acogida en 6 países y 10 ciudades de Latinoamérica y el Caribe. El proyecto comenzó en 2020 y culminará en 2023.
Mapa de la presencia del proyecto Ciudades Incluyentes en América Latina y el Caribe.
Ciudades Incluyentes pretende apoyar a las ciudades a responder al desafío que presenta esta migración masiva venezolana, proponiendo un abordaje integral que articula territorialmente los determinantes de la integración social y el derecho a la ciudad, enmarcado en la Nueva Agenda Urbana. Esto se ha realizado trabajando conjuntamente con las comunidades para entender sus necesidades, así como con las autoridades locales y nacionales, en búsqueda del diseño y la implementación de soluciones innovadoras para la integración.
La metodología del programa se enmarca en cinco pilares fundamentales:
Abordaje interescalar y multinivel:
Se refiere al trabajo de la integración efectiva y sostenible desde el nivel local hasta el nacional, avanzando en políticas nacionales inclusivas que apoyen los marcos normativos, los planes y los programas que se implementen hasta el nivel barrial y por ende garanticen espacios de participación.
El programa ha tenido incidencia en políticas públicas nacionales y locales en Ecuador, Colombia y Perú, guiando la incorporación de componentes de inclusión y movilidad humana. Se han asesorado planes de ordenamiento territorial, construcción de propuestas a escala ciudad y planes parciales para barrios en Manta, Quito y Santo Domingo, como plataformas de acción coordinada de actores y asegurando motivar la convivencia a través del espacio público.
Mejoramiento de la escuela Manuela Beltrán en Cúcuta, Colombia. Foto CICS, 2022
Generación de datos, evidencia y trazabilidad:
Contar con información georeferenciada que refleje las dinámicas urbanas de acceso a derechos, servicios y oportunidades, da a los gobiernos certeza sobre las variables que desean modificar y, por otro lado, puedan definir una línea base que permita el monitoreo y la evaluación de los impactos en la integración.
Barranquilla, Bucaramanga, Cúcuta, Villa del Rosario, Quito, Manta, Ciudad de Panamá, Lima y Santo Domingo cuentan con un Perfil de Movilidad Humana, herramienta que presenta una mirada del marco económico y de gobernanza nacional, así como las condiciones espaciales, sociales, económicas y de gobernanza a nivel ciudad que impactan los procesos de integración de la comunidad refugiada y migrante venezolana con las comunidades de acogida. Igualmente se han desarrollado instrumentos tales como el Marcador de Inclusión Urbana, el Visor de Monitoreo Urbano, el Índice de Prosperidad Urbana, el Índice de Gobernanza Migratoria, el Monitoreo de Protección y la Matriz de Desplazamientos.
Cocreación de soluciones:
Se han generado espacios participativos en los que cada ciudad ha definido las problemáticas y el enfoque de solución para las mismas. De estos espacios surgen los planes de intervención a escala territorial (PIET), los cuales son un portafolio de acciones para la inclusión, cocreados por refugiados, migrantes y comunidades de acogida, que sirven como hoja de ruta hacia la integración. Cuentan con alrededor de 150 soluciones identificadas por las comunidades para promover la integración y el desarrollo en los ejes de vivienda de calidad y con servicios; oportunidades económicas; educación, diversidad y cultura; salud y bienestar; espacio público, seguridad y recreación y gobernanza inclusiva.
Capacidades en infraestructura social y comunidad:
Se destacan aquí los centros IntegrHa-bitat, una red global con varios centros en varios países con el propósito de intercambiar prácticas y experiencias, innovando e integrando desde el territorio. A la fecha, 63 centros hacen parte de la red. Además, se han capacitado en norma urbana, derechos humanos, protección y asistencia a más de 500 funcionarios y alrededor de 500 miembros de la comunidad.
Cocreación de soluciones: Momentos catalizadores y aceleradores:
Se han abierto espacios de diálogo a múltiples actores, buscando facilitar procesos de formulación y revisión de propuestas para generar ciudades más incluyentes, así como obtener consensos y movilizar apoyo en la implementación. Aquí es preciso resaltar los foros Ciudades Incluyentes, escenarios en los que las ciudades ratifican su compromiso en avanzar hacia territorios más incluyentes y solidarios.
Foro Ciudades Incluyentes en Manta, Ecuador.
Foto CICS, 2022
Al tener un abordaje integral de estos cinco ejes, se obtienen soluciones a temas concretos:
En Lima, Perú se ha avanzado en ejercicios de muralización con mujeres, comunidad LGTBI+ y otros grupos de interés, permitiendo embellecer lugares con mensajes de integración y solidaridad. Asimismo, el programa “El balón no tiene fronteras” ha logrado que niñas, niños y adolescentes se integren alrededor del deporte y la diversión; estas acciones han tenido un efecto significativo en la reducción de la xenofobia y en lograr espacios urbanos más incluyentes.
En Cúcuta, Colombia se fortalecieron lazos de hermandad en tres barrios: Las Delicias, Manuela Beltrán y Brisas de los Andes, cuyos habitantes antes eran simples desconocidos y ahora trabajan conjuntamente por sus comunidades y fronteras. Allí se han mejorado tres espacios públicos: El Triangulito, la biblioteca Manuela Beltrán y el salón comunitario del Núcleo.
En Villa del Rosario, la comunidad refugiada, migrante y de acogida cuenta hoy con un parque central que permite la práctica de calistenia, juegos para niños y tiene una cancha multideportiva. Asimismo, en Barranquilla la alcaldía del municipio ha promovido una mesa interinstitucional de trabajo por la migración y el proyecto ha apoyado la creación de un plan de atención al migrante.
El Balón no tiene fronteras: Cerrando brechas en Lima, Perú.
Foto CICS, 2022
Sonia Esperanza es la "mamá comunitaria" de Brisas de los Andes en Cúcuta, Colombia 🇨🇴. Al lado del programa @cincluyentes atiende familias de refugiados y migrantes venezolanas desde un enfoque urbano-territorial. Aquí te platicamos. (🧵1/6) 👇 pic.twitter.com/A5BnG72SbF
— ONU-Habitat (@onuhabitat) September 13, 2022
En Quito, Ecuador se destacan actividades de trabajo comunitario con jóvenes, niños y niñas, tales como las escuelitas de música, cine comunitario y jornadas de juegos e integración. Por su parte, en Manta el programa se encuentra formulando un Plan Parcial Simplificado para el barrio San Mateo, dando como resultado un instrumento de ordenamiento territorial que incluye a las personas en situación de movilidad humana en la planificación urbana de la ciudad.
En Santo Domingo, República Dominicana ha sido gratificante el trabajo con medios de comunicación, en especial con la emisora comunitaria Globalízate Radio, estación de venezolanos en territorio dominicano que difunde información y programas sobre migración, integración, emprendimiento y estrategias contra la xenofobia. También se han desarrollado jornadas de limpieza de playa y espacios públicos y jornadas comunitarias para la señalización de vías, generando así conciencia ambiental y seguridad en el espacio mientras se fortalece el concepto de trabajo en equipo.
Jornada de limpieza de playa en Santo Domingo, República Dominicana. Foto CICS, 2022.
Son muchos los logros e impactos del programa. Roi Chiti, Coordinador de ONU-Habitat Países Andinos, entidad que lidera la iniciativa, resalta:
“La calidad de vida depende del espacio. Podemos crear una estrategia espectacular, pero sin un hábitat adecuado, nunca funcionará. La aplicabilidad a la realidad es fundamental y eso es algo que hemos logrado con Ciudades Incluyentes, integrar la gente de manera que trabaje conjuntamente para materializar soluciones de espacio público que sean motivantes para todos”.
Por su parte, Don Arnoldo, adulto mayor venezolano que recibió del programa capacitación en emprendimiento y participó con sus comestibles en una feria comercial en Cúcuta, agrega: “Lo que aprendí con Ciudades Incluyentes fue muy útil porque me ayudó a montar mi negocio y ahora tengo una motivación para salir adelante; si todos crecemos, a la comunidad le va bien”.
Lograr que las ciudades sean mejores lugares genera bienestar y desarrollo para la sociedad y esto es lo que el programa está logrando: hacer del mundo un lugar con ciudades más incluyentes y comunidades más solidarias.
Conoce más sobre este proyecto en ciudadesincluyentes.org.