Los “puntos débiles” urbanos pueden entenderse como partes de las regiones y ciudades que tienen más dificultades para responder a una pandemia debido a su forma física y la disponibilidad de servicios.
12 de abril, 2021.
Informe sobre Ciudades y Pandemias
Varias características definen estos puntos debiles:
- Hacinamiento: la alta densidad de población no corresponde con la prestación de servicios o el espacio adecuado para vivir y circular.
- Conectividad limitada o deficiente: los hogares y las comunidades están aisladas de las zonas vecinas de la ciudad y de los beneficios que las acompañan por la falta de transporte público o incluso por barreras físicas.
- Ubicaciones vulnerables: las áreas de alto riesgo, como las llanuras aluviales, las riberas de los ríos o los vertederos, representan una variedad de peligros para la salud.
Todos estos problemas los enfrentan muchos asentamientos informales, dejándolos más expuestos a desastres naturales, escasez de alimentos y otras crisis, incluido el COVID-19. También están expuestos a una variedad de otros factores de riesgo que aceleran la propagación de la infección, incluido el saneamiento inadecuado, la falta de acceso a agua potable y otros problemas.
Las desigualdades multidimensionales que enfrentan los asentamientos informales en términos de niveles de pobreza y falta de prestación de servicios, también se ven reforzadas por las dimensiones espaciales de su exclusión, con muchos ubicadas en áreas periurbanas alejadas de hospitales y otras instalaciones.
Puntos débiles en las áreas suburbanas
Sin embargo, las áreas suburbanas y sus habitantes también pueden estar en desventaja al responder y recuperarse de una crisis. Una razón de ello es que sus tipologías espaciales no permiten con facilidad los usos alternativos de infraestructura. Por ejemplo, las áreas que no son de uso mixto y que dependen del uso de vehículos particulares, generalmente tienen una reducida tipología de edificios e infraestructura, por lo que hay menos flexibilidad para adpatar estos espacios temporalmente para enfrentar las crisis como lo es en áreas urbanas más heterogéneas.
Accesibilidad a servicios
En las áreas de uso mixto de mayor densidad, los mercados, farmacias, oficinas de correos, escuelas, oficinas, instalaciones recreativas y espacios abiertos se pueden encontrar en el mismo vecindario, lo que permite a sus residentes acceder a ellos con facilidad. Por el contrario, en las áreas diseñadas para automóviles, los supermercados concentran a cientos de compradores en el mismo espacio, generalmente durante las horas pico, lo que crea condiciones de propagación del virus, sin mencionar la contribución con la congestión de las carreteras, la contaminación y un estilo de vida relativamente sedentario.
Zona de uso comercial accesible solo a través del automóvil particular. Foto: Google Maps.
Otro aspecto de accesibilidad, es que las áreas suburbanas que siguen el patrón de las casas unifamiliares o fraccionamientos, no siempre cuentan con infraestructura para la recreación y el esparcimiento cercano y su acceso depende del automóvil. Durante el encierro, las instalaciones recreativas y de ocio al aire libre, como parques públicos, paseos marítimos y reservas naturales, se consideraron zonas seguras para el juego, la actividad física y el alivio psicológico.
Fraccionamientos alejados de las zonas conurbadas, con limitado acceso a transporte público, seguridad y otros servicios urbanos indispensables. Foto: Héctor Bayona, México, 2020
Restricciones en la actividad física
Las implicaciones para la salud por vivir en áreas asociadas con la expansión suburbana también pueden poner a los residentes en desventaja. Los resultados de uno de los primeros informes importantes sobre este tema concluyeron que "el mecanismo más obvio a través del cual un entorno en expansión afecta la salud es una estructura que restringe la cantidad de actividad física que las personas realizan de manera rutinaria a diario", lo que impacta particularmente en los ancianos y los pobres que pueden tener menos acceso a vehículos privados para superar los desafíos espaciales de la vida suburbana.
Al limitar o desincentivar la actividad física en los suburbios, se podría tener un efecto perjudicial sobre la salud física.
Suburbios en McCallen Texas dependientes del automóvil privado. Foto: Google Maps.
De acuerdo a una encuesta telefónica en hogares de EE. UU., se encontró que las personas que viven en los suburbios tenían grados más altas de hipertensión, artritis, quejas abdominales y dolores de cabeza, así como tasas significativamente más altas en dificultades respiratorias. La accesibilidad limitada a la calle parece ser uno de los factores centrales en la decisión -y la capacidad- de caminar, con una asociación significativa con la hipertensión y los problemas cardíacos elevados.
Contaminación del aire
También es probable que las dificultades respiratorias sean el resultado de la contaminación del aire como resultado del aumento del transporte motorizado.
Esto es particularmente relevante para la pandemia actual, ya que tanto la hipertensión como las enfermedades respiratorias pueden aumentar el riesgo de que las personas reaccionen gravemente al COVID-19 o tengan dificultades para recuperarse. Esto tiene implicaciones no solo en América del Norte, sino también en ciudades de Asia, África y otras regiones donde el rápido crecimiento se define cada vez más por la expansión y el desarrollo suburbano, sin mencionar la periurbanización mal gestionada.
Contaminación en la Ciudad de México. Foto: Archdaily.
Si bien sigue siendo difícil obtener tasas de infección precisas, está claro que las comunidades que viven en puntos débiles tienen una mayor vulnerabilidad al COVID-19. Se necesitan medidas correctivas urgentes, dirigidas a estos puntos débiles y sus poblaciones más vulnerables, para garantizar que las ciudades y las regiones metropolitanas tengan una capacidad de recuperación a largo plazo.
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