Ana Falú, prestigiada especialista latinoamericana, nos acerca al entendimiento de la complejidad de la vida urbana y el derecho a la ciudad desde una mirada feminista y plural.
Septiembre 19, 2022.
Argentina
Hablar del derecho a la ciudad significa abrir la reflexión a un conjunto complejo de elementos que lo componen. Si en este diálogo se coloca a las mujeres en el centro del mismo, las líneas de acción y nudos críticos se hacen aún más complejos porque para entenderlos, lo primero que hay que visibilizar es que no hay un universal de mujer ya que estamos transversalizadas por diversidades y multiculturalismo, por ende, las formas de habitar se vuelven todavía más diversas.
El derecho a la ciudad se conforma por el conjunto de derechos que permiten el acceso de la ciudadanía a la vivienda, a los bienes urbanos, al transporte. Desde el feminismo venimos construyendo argumentación apoyadas en hombros de gigantas, por eso es preciso significar lo colectivo, recuperar a quienes nos abrieron el camino, reconocer a las que estamos hoy y a las que por suerte vienen, esta cantidad de jóvenes mujeres que ocupan hoy las calles, esos lugares que antes eran prohibidos y que ahora son el lugar donde expresan la exigencia de sus derechos.
Las feministas hemos sido implacables en la demanda e insistencia del cumplimiento de nuestros derechos y de los acuerdos internacionales. Es fascinante ver el crecimiento de las voces, y cómo estos procesos han venido a aportar, a hacer luz sobre las omisiones, y nos han permitido a las urbanistas, arquitectas, geógrafas, diseñadoras, sociólogas urbanas, ubicar en dónde están las mujeres en la ciudad y cuáles son sus derechos omitidos en la planificación.
Una planificación que se imagina desde la neutralidad, pensada en familias, en hogares, en hombres, dominada por el pensamiento androcéntrico que universaliza al varón como la medida universal, y en particular al varón blanco, joven, productivo y heterosexual que deja a muchos otros hombres por fuera, y entonces omite, invisibiliza e ignora a las mujeres reforzando el concepto de un mundo productivo separado del reproductivo, devaluado, invisibilizado, que la sociedad patriarcal ha impuesto por cientos de años.
Si no miramos desde un paraguas conceptual y teórico, es difícil poder abordar debidamente la política del derecho de las mujeres a la ciudad.
Actualmente estoy trabajando en un instrumento que está avanzado y aún en desarrollo, es el mapa de las mujeres en la ciudad para identificar dónde están, qué tienen las mujeres, cómo habitan los territorios y dónde, información que permite conocer quiénes son y dónde están, y no sólo ellas, sino en la intersección del análisis de los territorios, dando cuenta de la vulnerabilidad de los espacios, el cómo son, qué características tienen, cómo se han consolidado o no y qué tipo de servicios ofrecen o carecen. Entonces el qué tienen las mujeres va a estar muy vinculado con cuál es la calidad o la vulnerabilidad de los territorios en donde habitan.
El derecho a la ciudad de las mujeres debería comenzar por reconocerlas, por no neutralizarlas ni subordinarlas a conceptos androcéntricos y patriarcales, por pensarlas en sus demandas, reconociendo la persistencia de las tareas de cuidado y de reproducción que siguen siendo responsabilidad exclusiva o casi exclusiva de las mujeres, y esto tiene significantes para la vida urbana.
Al tiempo que es decisivo reconocer los territorios urbanos y sus diversidades, así como los cambios sociodemográficos y saber de la diversidad de arreglos familiares que hay hoy en día. Mas en nuestras ciudades de tanta injusticia social y territorial.
Cuando interpelamos las formas de habitar la ciudad de hoy, estamos interpelando el patriarcado neoliberal, colonialista y racista. En este camino necesitamos implementar el multiculturalismo y entender las distintas visiones y cosmovisiones, las formas de habitar y entender estos cuerpos feminizados diversos, eso sería pensar el urbanismo desde una conceptualización democrática plural y que denuncia situaciones de presión.
Felizmente hay varios y buenos ejemplos, aunque necesitamos que sean muchos más.
Hay artículos en donde doy cuenta de estos avances en las ciudades de América Latina (ver Redmujer y CISCSA). Hay ejemplos muy interesantes como en Ecuador, el Quito Segura, que es un proyecto que se impulsó desde el municipio y con ONU Mujeres, sobre el tema de transporte y género, ocupados en el tema de las violencias y acoso que sufren las mujeres en el transporte urbano, así las propuestas de las paradas transparentes y se trabajó con el botón de pánico y la capacitación a los choferes.
A escala de los gobiernos locales, y un buen ejemplo lo es la alcaldía mayor de Bogotá, la que incluye un conjunto de municipios para atender a una población de alrededor de 8 millones de personas, se han hecho una serie de avances significativos. Hoy la alcaldesa Claudia López está impulsando una política de relevancia en el tema de cuidado, mirando desde un punto de vista integral que no es solo la atención a la infancia, también a los adultos mayores, a un lugar para que las mujeres encuentren un espacio de recreación y de aprendizaje donde haya computadoras para que puedan tener también conectividad.
Hay iniciativas muy buenas, pero también hay antecedentes, como me gusta decir, la historia no empieza con una ni termina en una.
Nosotras desde la Red Mujer y Hábitat de América Latina y Caribe instalamos en el año 2004-2005 un programa regional que creció y todavía permanece, fue Ciudades sin violencia hacia las mujeres, ciudades seguras para todos y para todas. Se implementó originalmente en 5 ciudades de la región, luego cobró vida propia y sigue hasta ahora en distintas iniciativas. También se implementó en ciudades como Recife, Rosario, Santiago de Chile, Lima, Bogotá, Guatemala y Salvador para trabajar las violencias en los espacios públicos, el mismo lo ejecutó ONU Mujeres, y me tocó la suerte de ser la directora regional de desarrollo (de UNIFEM, en aquel momento) de esta iniciativa pionera en América Latina, multiactores actuando en el territorio contra las violencias hacia las mujeres.
Un ejemplo es el de CDMX en México con el programa de transporte y mujeres, el Viajemos Seguras, que lo instaló Marcelo Ebrard como jefe de gobierno de aquel momento y con Malú Michael como la directora del Instituto de las Mujeres, el cual tuvo una continuidad en las otras gestiones de gobierno.
También me parece muy interesante de mencionar el trabajo que ha hecho la alcaldesa Ada Colau, en el que ha priorizado en la maravillosa ciudad de Barcelona a los sectores que tenían mayores carencias. Esta es una propuesta de la política local y pública, como ella dice, feminizar la política, ponerla en clave de mujeres migrantes, jefas de hogares, jóvenes, brindando la atención a quienes más necesitan de la política urbana, del derecho a la ciudad, al espacio público, a la vivienda y entonces alcanzar al conjunto de la sociedad.
Es muy importante todo lo que se ha avanzado hasta ahora. Creo que hoy las jóvenes mujeres en las calles reclamando sus derechos ya son portadoras de un legado maravilloso del cual no se vuelve atrás.
Las jóvenes mujeres, asumiendo la posición de poseedoras de derechos, reclamando igualdad de oportunidades, no van a volver atrás. Ya tienen una mirada abierta a un mundo que quieren que sea distinto, más justo para todos.
Creo que tenemos que avanzar en instrumentos y en normar estos derechos y hacerlos viables, trabajar con funcionarios y decisores, en las universidades, las facultades de arquitectura, de urbanismo, planificación, geografía y en todas las disciplinas que se interseccionan con el concepto de género, que se apliquen ejemplos y se tengan materias que transversalizan el género en la formación y en los estados. Yo soy optimista, vamos a avanzar. Estamos avanzando.
Como última aportación diría a todas que este no es un camino fácil, es un camino muy difícil y para andarlo hay que fortalecerse en las ideas y en las convicciones para defenderlas. Cuando una se fortalece se convierte en algo muy precioso. Hay que atreverse, perder el temor y hacerlo colectivamente. Todo colectivo por sobre lo individual. Al final, dar las batallas vale la pena.
Ana Falú es Arquitecta, Profesora Emérita de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC Argentina) e Investigadora de Carrera del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Argentina.
Ha liderado el Grupo Asesor para la Inclusión de Género de ONU Hábitat (2016-2021) y fue co-iniciadora y líder del Grupo de Mujeres y Diversidades de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad.
El próximo 21 de septiembre, Ana será galardonada con el premio honorífico a la trayectoria de la XII BIAU en la CDMX por ser una persona experta de referencia en el campo del urbanismo y la arquitectura.
Como mujeres nos hemos ganado nuestro lugar en la planeación y el ordenamiento territorial. Somos parte fundamental en la generación de soluciones, somos capaces de trabajar en equipo, y sobre todo de dejar huella a donde vayamos.
Agosto 30, 2022.
México
De los 110 miembros fundadores del Colegio, el 48% de las firmantes de la carta de adición fuimos mujeres. Desde ese momento la figura de la paridad se hizo presente. Actualmente soy la segunda presidenta. Le recibí el cargo a una mujer, la maestra María Dolores Franco, así que, en retrospectiva, de las 5 mesas directivas, tres han sido representadas por mujeres. El próximo año el Colegio cumplirá sus primeros 10 años y estamos muy contentas de estar pisando fuerte en materia de ordenamiento territorial con perspectiva de género.
Es básicamente una filosofía de hacer ciudad. Los hombres y las mujeres vemos la ciudad desde perspectivas diferentes y las posiciones de liderazgo en esta materia tienen que ser tomados por más mujeres. No es lo mismo estar en puestos menores recibiendo instrucciones de diseño, que escribir literatura, hacer análisis académicos o realizar investigación que permita visibilizar la diferencia del caminar de una mujer en la ciudad.
De igual manera, como mujeres, conocemos mejor las limitaciones de un recurso económico o físico. Por ejemplo, no pensamos simplemente en planeación por planeación, sino en cómo vamos a obtener recursos para ella, cómo vamos a lograr que tenga injerencia en el cambio climático y si vamos a tener la oportunidad de regenerar ciudades, cómo lo vamos a hacer. Esta visión holística nos permite abarcar desde la infraestructura, el equipamiento, la movilidad y creo que la visión es mucho más completa.
Nosotras como mujeres llegamos con un rol de sumar, de revisar indicadores y de lograr que se cumplan, eso me ha tocado verlo en mis equipos de trabajo con las mujeres que he podido liderear y que trabajamos hasta que las cosas terminen y culminen como debe de ser, administrativamente hablando, que es un proceso arduo y complejo.
Yo creo que tenemos referentes muy importantes en el mundo y en América Latina. Ya hay ciudades que tienen una visión holística más humana. Es así como veo a estas ciudades, con espacio público seguro y caminable que administrativamente resuelva su mantenimiento, un sistema de transporte donde podamos cómodamente trasladarnos y que podamos también tomar una bicicleta con tranquilidad y recorrer algunos kilómetros a pie desde y hacia nuestras viviendas.
Las ciudades deben de construirse con y para la población, por eso deben incluirse también a los adultos mayores, a los niños y a las niñas, a las personas con algún tipo de discapacidad, que son el 5% de la población. Las ciudades son terriblemente difíciles de transitar con una silla de ruedas o con una carriola. Hay normas urbanas y contamos con elementos muy claros de cómo manejar el espacio público, cómo hacer rutas y guías para que estas ciudades sean más accesibles, el tema es aplicarlas y replicarlas. En el futuro, las ciudades que llegarán primero serán las que entiendan a su población, su comportamiento y necesidades.
Analizando el contexto nacional, en dónde El Colegio Urbanistas de México tiene cabida, hay mucho trabajo que hacer; por ejemplo, en la agenda del cambio climático que ya le está pasando factura a nuestro país con el tema de la sequía. La CONAGUA ha dado datos muy alarmantes para los próximos años y ya en este momento, metrópolis y zonas de la región norte del país están teniendo un comportamiento climático muy diferente, ya no llueve en las regiones que llovía y llueve donde no tenía que llover.
El cambio climático ya llegó, no es un discurso, es necesario tomar acción, ya lo estamos resintiendo y tendrá que pasar por una serie de infraestructuras verdes para ir adaptando las ciudades. La agenda que tiene la ONU para los próximos años es que hagamos ciudades menos contaminantes y el reciclamiento está en la agenda permanente. Por ello, El Colegio de Urbanistas de México está trabajando para darles recomendaciones a nivel municipal, de alcaldías y a nivel nacional.
Ha influido desde de mi formación académica hasta la profesional. Fui parte de la tercera generación de urbanistas de la Licenciatura en Urbanismo de la UNAM y por ello, como mujeres tuvimos que ir abriendo brecha al demostrar que tenemos la capacidad y una calidad de programas competitivos, pero, sobre todo, que tenemos la visión de unir lo administrativo con una parte inherente de la mujer, el cariño por lo que se hace y el entendimiento de la población.
La licenciatura en Urbanismo nace en 1985 en la Universidad Nacional Autónoma de México y lo hizo con el pie derecho porque nuestra maestra fundadora, la doctora Estefanía Chávez Barragán, en paz descanse, tuvo la enorme visión de ver a las ciudades de una manera diferente. Ella estuvo convencida de que las mujeres teníamos que entrar al ámbito de la planeación y decidió jugar el todo por el todo. Fue asesora de gobiernos cuando no se tenía idea de que la mujer pudiera intervenir en estos temas. Ella estaba dando clases y además daba dirección en varios gobiernos del país. Ella fue la que abrió la puerta, la que nos formó a muchas de nosotras con la idea de que en nuestros trabajos pudiéramos tener una visión holística, que fuéramos muy respetuosas de toda la conformación administrativa, pero que no dejáramos de decir lo que teníamos que decir.
En ese sentido, debo decirte que las ciudades las construyen en gran medida las mujeres. Cuando hablas de una consulta pública o de un programa de la ciudad, vas a ver que en la mayoría de las comunidades y de las reuniones que tenemos hay una mujer pidiendo seguridad, agua o arreglo de baches; nos hermana mucho ese tema y en mi vida profesional me ha ayudado a entender siempre el problema desde la otra parte.
Lo que yo recomendaría a todas las mujeres que estamos trabajando en esto es creer firmemente que tenemos una voz para la sociedad. Las ciudades están cambiando poco a poco, hay compañeras que están haciendo movilidad, trabajando en sistemas geomáticos y administrando ciudades complicadas.
Ya nos hemos ganado nuestro lugar en la planeación y el ordenamiento territorial. Tenemos capacidades iguales a las de los compañeros, podemos trabajar en equipo, y sobre todo dejar un legado a donde vayamos, a la administración que lleguemos, a las clases que demos o a los lugares donde estemos enfrentando cualquier tema, ya sea medio ambiente o social. Lo más importante es que saber que cuando pasamos por algún lugar damos un paso, hacemos un programa institucional, logramos cambiar un reglamento o una norma, eso es hacer ciudad.
El urbanismo me ha enseñado a sumar profesiones, trabajando con ingenieros, arquitectos, geógrafos, matemáticos, economistas y la regeneración urbana será el futuro de las ciudades. Para ello tenemos que estar todas y todos en la línea. El Colegio de Urbanistas de México busca y agrupa a todas y todos los profesionistas de nuestro ramo en el país y les convoca a asumir este reto. En los próximos años queremos tener más integrantes y, sobre todo, una visión cada vez más holística para contribuir con otras disciplinas para alcanzar acciones concretas en beneficio de todas las personas.
Urbanista y maestra en Gestión Pública para la Buena Administración, experta en desarrollo inmobiliario, ciudades seguras y espacio público. Es Presidenta de El Colegio de Urbanistas de México cuenta con más de dos décadas de experiencia en la administración de ciudades a nivel gobierno y en el sector privado.
Forma parte de la Asociación Mexicana de Arquitectas y Urbanistas (AMAU), de Mujeres Líderes por la Vivienda (MLV) y de la Asociación Nacional de Ingeniería Urbana (ANIU). En el gobierno federal colaboró en el Instituto Nacional para la Infraestructura Física y Deportiva (INIFED-SEP) como Coordinadora Técnica y en el gobierno de la CDMX fue Coordinadora General de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI).
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La ciudad es un bien público, un bien común; es el espacio donde la vida de las personas sucede. Una ciudad sostenible es una ciudad que escucha las necesidades de todas las personas que viven en ella, es una entidad que sabe actuar y responder a las necesidades de sus habitantes.
Agosto 9, 2022.
Eugenia, ¿quiénes pueden participar en los temas de ciudad con conocimiento, experiencia, diálogo y acciones?
Las y los urbanistas son los técnicos que trabajan en la ciudad junto con muchos otros profesionales de distintas disciplinas, pero fundamentalmente la ciudad es un bien público, un bien común, es el espacio donde la vida de las personas sucede. Todos tenemos el derecho de aportar y de hablar sobre cómo podría ser mejor desde las distintas perspectivas y áreas de competencia.
Una ciudad sostenible es una ciudad que escucha las necesidades de las personas y responde a través de intervenciones que pueden cubrir estas necesidades. Creo que el papel de los urbanistas está en esta capacidad de hacer ciudades a la medida de sus habitantes, armonizando la planeación con la legislación urbana y los recursos financieros.
Tienen que garantizar que la ciudad se diseñe y funcione de la manera más sostenible posible aprovechando la multidisciplinariedad para generar integración entre los sectores que coexisten en un espacio. Imagino, por ejemplo, ciudades y salud que tiene una vinculación importantísima, o ciudad y educación: el papel de la planeación allá es muy relevante para garantizar el acceso y no contribuir, al contrario, a generar segregación y desigualdad. La intervención debe ser multidisciplinar y multiactor a la hora de pensar y hacer ciudades.
En la planificación y desarrollo de las ciudades, ¿es posible no dejar a nadie ni a ningún lugar atrás?
Es posible si existe la voluntad de lograrlo. Se requiere de las ciudades y sus instituciones públicas, del sector privado y de todas las personas para lograrlo.
Por lo general se tiende mucho a concentrarse en diagnósticos e intervenciones, dejando a la planeación en un papel secundario. Creo que hacer ciudad con base en una planeación puntual permite hilar todas las actividades, optimizar los recursos, aprovechar las interrelaciones entre las intervenciones, medir y mostrar los cambios en la vida de las personas que resultan de las inversiones públicas.
En este sentido el concepto de inclusividad es muy importante y lo relacionaría con el de una ciudad que escucha. No dejar a nadie atrás significa escuchar y tener en cuenta que una parte importante de la riqueza de las ciudades es la diversidad de las personas, tenerlo en cuenta a la hora de actuar ayuda a que esta buena intención se convierta en una realidad.
¿Cómo es que ONU-Habitat involucra a mujeres y niñas en los proyectos para que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles?
En primer lugar, con un trabajo de advocacy. Insistimos en la necesidad de que todas las perspectivas a la hora de diseñar, planear y gestionar una ciudad sean escuchadas. Todas son importantes y contribuyen a hacer de las ciudades los lugares que queremos y también los que nos imaginamos a futuro.
En segundo lugar, con herramientas para la planeación. Her City, por ejemplo, nos permite planear y diseñar la ciudad desde la perspectiva de las mujeres y con las mujeres. En tercer lugar, impulsando una participación ciudadana institucionalizada, incluyendo mecanismos de gobernanza para hacerla sostenible.
Sin duda, una ciudad pensada para mujeres y niñas es una ciudad más inclusiva y segura para todas las personas. Sé que lo hemos dicho muchas veces, pero creo que aún estamos en un momento en el que necesitamos repetirlo una vez más para interiorizarlo y aplicarlo.
Una ciudad que está hecha por mujeres, hombres, personas LGBTQI+, personas adultas, niñas, niños, personas migrantes, personas que tienen distintas perspectivas y maneras de ver y usar el espacio es una ciudad que logró incorporar a sus residentes.
¿Ha influido en tu trabajo el hecho de ser mujer?
Lo que eres influye en las esferas de tu vida y ser una mujer claramente influye en mi manera de ver y hacer mi trabajo. En los últimos años ha aumentado la mirada hacia la ciudad desde el lente de las mujeres y me gusta pensar que más mujeres juntas podremos hacer que la igualdad de género, también en el desarrollo urbano, un día sea un hecho.
He tenido la oportunidad de trabajar en un ambiente laboral consciente de que mujeres y hombres somos iguales, cada quien con su unicidad, pero sé que esta normalidad está aún en construcción en otros contextos.
Mi labor como Oficial de Programa para ONU-Habitat implica la coordinación del portafolio de proyectos en ejecución y los que estén en desarrollo en México, Cuba y Centro América. Esto me permite interactuar constantemente con todos los equipos de profesionales que conforman la oficina y tener una perspectiva muy cotidiana en la vida de los proyectos, así como respecto a las necesidades y prioridades de los gobiernos locales.
Desde pequeña fui soñadora de un mundo en paz y la ONU tiene el potencial para contribuir a generar cambios importantes y positivos en la vida de las personas. En mi caso, me apasiona mi trabajo Y así sucede, a veces logras hacer un match entre el sueño y la realidad, por eso les sugiero a todas las personas que sigan sus sueños y que descubran su propio camino.
Eugenia De Grazia trabaja con las Naciones Unidas desde 2012 en las áreas de programación estratégica, desarrollo de programas e implementación de proyectos internacionales de cooperación; primero con el Programa de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y desde 2014 en el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat), encargándose de la coordinación del portafolio de proyectos para México y Cuba.
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En México no se puede hablar de movilidad sin mencionar a Laura Ballesteros. A lo largo de su trayectoria y como mujer que hace ciudad, ha influido con su visión en planes y soluciones innovadoras de movilidad para enfrentar el cambio climático y lograr ciudades más seguras, sostenibles y equitativas.
Julio 20, 2022.
Trabajar la movilidad sin un ejercicio autocrítico de aceptación de la emergencia climática es un error. Luchamos muchos años para que la movilidad tuviera un espacio protagónico en las distintas agendas dentro del gobierno y ahora tenemos la oportunidad de abordarla desde una visión sistémica, uno de los grandes faltantes en el manejo de la agenda de movilidad del país.
Por ejemplo, en Monterrey estamos trabajando a nivel institucional en la articulación de la acción climática a través de tres ejes principales: desarrollo urbano, movilidad y medio ambiente.
Cada agenda tiene algo muy importante que hacer por la ciudad, pero se deben ejecutar de manera entrelazada si se quiere ver todo su potencial. Es momento de que el desarrollo urbano y la movilidad dejen de estar separados, deben de tener esta unión y apostar por distintas centralidades urbanas que hagan posible el diseño de la movilidad sostenible.
Todo tiene que ver con un cambio cultural y la infraestructura genera cultura. Como infraestructuralista estoy convencida de que, si queremos cambiar rápidamente nuestras ciudades, así como la cultura y la mentalidad, será necesario invertir en una infraestructura verde y sostenible que le ayude a la gente a “cambiar el chip” para que puedan experimentar diariamente el cambio que representa tener sistemas de movilidad diversos y sostenibles.
Vivir calles con movilidad peatonal, con buenas banquetas, intersecciones seguras y universales, con un reparto equitativo, con buenas rampas, señalización horizontal y vertical, con carril confinado para transporte público, bicicletas y espacios para el automóvil, es crucial para cambiar el mindset.
Otros ejemplos: la bicicleta pública ayuda a reducir el uso del automóvil, carriles de alta ocupación, viajes compartidos en donde tres o más usuarios realicen traslados en un solo auto cuando van al mismo lugar o se movilizan a la misma zona, transporte público sostenible con carriles confinados, buenas líneas de Metrobús que ayuden a bajarte del automóvil porque cubren tu viaje diario.
Todos estos son aspectos de cambio, no solo en la movilidad, sino también en lo cultural. Por eso, todos los que estamos involucrados en la movilidad estamos convencidos de que el mundo se cambia una calle a la vez.
No podemos hablar de un nuevo modelo de movilidad si no procuramos que nadie se quede atrás, ese es el mandato que tenemos a través de Naciones Unidas y de los ODS, lo que nos obliga a trabajar en las interseccionalidades. Yo priorizaría dos: las infancias y las mujeres. A medida que hagamos ciudades para ambos grupos, vamos a lograr un cambio completo en el modelo de desarrollo.
Las infancias necesitan una ciudad a su alcance, que no sea peligrosa y en la que su vida no corra peligro al hacer un trayecto. En México, el 60% de los viajes de los niños es el camino hacia la escuela y la primera causa de muerte en las infancias son los accidentes viales, por lo que no podemos pensar que las ciudades no estén hechas también para ellos.
Ahora bien, es importante mencionar que hombres y mujeres tienen diferencias de movilidad claras y la ciudad no es neutral en cuestión de género. Esto es fundamental para aprender a hacer ciudad, pero sobre todo para aprender a hacer gobierno en una ciudad con características preponderantemente dispares.
Las mujeres tenemos un factor de vulnerabilidad en nuestros viajes por las situaciones de violencia que se viven constantemente en el espacio público, ahí hay mucho por hacer, pero también es importante destacar que somos nosotras las que hacemos la mayoría de los viajes.
En México más del 50% de los viajes los hacemos las mujeres, y esto se repite en las ciudades latinoamericanas. Además, en las ciudades de México hemos seguido una lógica patriarcal en donde la infraestructura y sobre todo la usabilidad de la calle no están planeadas para nuestras condiciones de viaje que son distintas ya que hacemos tareas de cuidado, entonces la movilidad de cuidado está a nuestro cargo y la infraestructura no está hecha para que traigas bultos, niños, abuelitos, cochecitos de bebé, sillas de ruedas, etc.
También sabemos que las mujeres hacemos de 5 a 6 trayectos al día a diferencia de los hombres que solo hacen dos en promedio. Además, el 60% de nuestros viajes los hacemos en medios de transporte público y no motorizado, a diferencia de los hombres que los hacen en automóvil.
Entonces aquí empieza una condición en donde queda muy claro que trabajar en movilidad sostenible es trabajar en una agenda 100% feminista y con perspectiva de género. Hacer calles para todos significa hacer calles para las mujeres, porque somos sus principales ocupantes.
Ha influido para bien y para mal. Es muy difícil abrirse paso en un mundo político en donde el poder discrimina, donde al poder no le gusta que las mujeres se le pongan enfrente, en donde además el reparto de posiciones, de asignación de responsabilidades, incluso el acceso a los cargos de representación popular, tienen un sesgo de género. Además, de pronto entre nosotras mismas no somos capaces de construir redes de sororidad para ayudarnos a crecer, lo que dificulta aún más el trayecto.
Mi género siempre ha sido para mí una disputa de poder en lo político, pero al mismo tiempo una gran oportunidad de aprender a trabajar con más mujeres y de encontrar ahí la fuerza más grande para hacer ciudad. Por supuesto que es difícil, pero cada vez somos más y estamos siendo más estratégicas en el sentido de saber hacer equipo entre nosotras.
Está claro que cuando las mujeres hacemos ciudad, lo hacemos para todas las personas, de ahí también las bondades de que exista paridad en las posiciones de toma de responsabilidades y decisión de cuestiones técnicas o de agenda urbana, porque nosotras somos capaces de comprender con empatía esas necesidades, entonces tener esta diversidad de vivencias de una ciudad hace que esté más preparada para enfrentar los problemas del día a día de todas las personas.
Yo les diría a otras mujeres que no están solas. Cada vez somos más las que ocupamos espacios en política pública y de toma de decisiones. Mucho del trabajo que nosotras hemos hecho es justamente para que todas ustedes puedan estar aquí así que, ¡sigan sus sueños!
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Activista, reguladora y experta en movilidad y políticas públicas con más de 15 años de experiencia en el sector público y sociedad civil, Laura Ballesteros es politóloga egresada del Tecnológico de Monterrey y maestra en Dirección Estratégica y Gestión de la Innovación por la Universidad Autónoma de Barcelona, programa IUP.
Como Diputada de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, cambió la regulación de transporte impulsando la Ley de Movilidad, misma que transformó el paradigma de la movilidad no motorizada y el transporte público. Con ello se reconoce el derecho a la movilidad y se establece la prioridad de los usuarios más vulnerables de la vía, lo que abre paso a la creación de la nueva Secretaría de Movilidad CDMX.
También se desempeñó como Titular del Nuevo Modelo de Movilidad y como Subsecretaria de Planeación en la Secretaría de Movilidad del Distrito Federal, cargo en el que instauró la Visión Cero en la Ciudad de México como Política de Seguridad Vial y desarrolló el nuevo modelo de calle sustentable.
Actualmente, encabeza la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología de Monterrey y se desempeña como Secretaria Global de la Iniciativa Women in Motion, Centro de Liderazgo Sustentable para Mujeres, además de ser Coordinadora para México de la Iniciativa Global Bloomberg para la Seguridad Vial.
Anacláudia Rossbach es una mujer que hace ciudad. En su trayectoria de más de 20 años trabajando con asentamientos informales y vivienda social en la región latinoamericana, siempre ha buscado soluciones para convertirlas en motores de desarrollo. En esta entrevista nos comparte desde su perspectiva el rumbo a seguir para enfrentar desde las ciudades los retos globales más apremiantes.
Julio 6, 2022.
Brasil
Hablando con actores locales que se enfrentan a determinada cuestión, es interesante ver que siempre hay una cierta ansiedad de encontrar las respuestas afuera, en algún país o ciudad lejano, en otra región. Yo creo que las respuestas son locales. La construcción y la transformación depende de la acción de los gobiernos y actores locales, afirma Anacláudia.
Para crear ciudades sin dejar a nadie atrás, es necesario escuchar todas las voces y para ello, existen gran cantidad de modelos de participación y consulta pública que pueden apoyar en la implementación efectiva de recursos y programas estructurados desde la escala nacional y local para viabilizar el reconocimiento de derechos a partir de los marcos legales.
"En América Latina el nivel de urbanización se eleva de forma acelerada. En sus ciudades convergen muchos de los problemas de la actualidad, pero también en ellas podemos encontrar motores de desarrollo que nos lleven a soluciones para mejorar nuestro futuro urbano."
Dentro de la naturaleza transformadora de las ciudades, hacer de la inclusión y la perspectiva de género los ejes principales de su planificación implica un importante esfuerzo de todos los niveles que la conforman, ya que por sí solas, las ciudades no van a lograr el cambio.
Obviamente la voluntad política local es fundamental, sin ella las ciudades no van a avanzar mucho. Y no solamente se trata de la voluntad de los líderes, que son fundamentales, sino también de la sociedad, que juega un rol importante para impulsar a las ciudades más allá.
Los mecanismos de asistencia técnica, las políticas nacionales urbanas que reconozcan la autonomía de las ciudades y, tal como dice la Nueva Agenda Urbana (NAU), mecanismos de gobernanza multinivel, pueden fungir también como piezas clave para incorporar una perspectiva de género, diversidad e inclusión en políticas públicas.
En ese sentido la NAU plantea mecanismos de gobernanza participativa y multinivel. Me gusta mucho porque es muy progresista, difunde los principios básicos del Derecho a la Ciudad, establece lineamientos de inclusión, de reconocimiento de los derechos colectivos en el territorio de las ciudades y la función social de la propiedad del suelo y de la ciudad.
"De igual forma, tenemos que conectar más la producción académica y científica con las necesidades prácticas y la experiencia. Ahí la colaboración internacional juega un rol importante porque podemos apoyar y legitimar acciones locales con base en el diálogo y consenso. Compartir experiencias que junto con las evidencias científicas puedan orientar los liderazgos políticos de nuestras ciudades y países en este proceso de cambio de agenda de transformación".
Para los gobiernos municipales y nacionales es imposible actuar en los territorios más vulnerables de las ciudades sin la acción colaborativa de las comunidades de base, los movimientos sociales y las ONG. Aún falta mucho para instituir, consolidar y generalizar estos procesos, pero creo que estamos en camino de reconocer la necesidad de establecer modelos de gobernanza, coordinación y participación más comprensivos, amplios e inclusivos.
Y en este sentido, el cambio estructural viene acompañado de la justa distribución de los espacios de poder, en los que la equidad y paridad de género en la toma de decisiones es imprescindible, así como incluir a personas con saberes y vivencias diversas, liderazgos comunitarios, representantes de pueblos originarios, migrantes, etc.”
Al preguntar a Anacláudia sobre la forma en que ha influido en su trabajo el hecho de ser mujer y cómo ha dejado esa mirada en la implementación de políticas urbanas y de vivienda respondió contundente: "Ha sido fundamental el hecho de ser mujer para hacer lo que hice".
Y añadió: "Es algo intuitivo, pero intentaré racionalizarlo. Ser mujer ayuda muchísimo para comprender cómo una perspectiva de género femenina y feminista puede ser incorporada en políticas públicas del uso de la ciudad y de la vivienda. Estamos en una región muy afectada por temas de violencia, seguridad, movilidad y cadena de cuidados, la importancia de visibilizar el rol de la mujer en este sistema es crucial".
Aseguró que al ser mujer se le facilita entender e incorporar esta perspectiva en el diseño de políticas públicas, en las que ha trabajado para garantizar los derechos propietarios y de vivienda para mujeres. "Es muy importante garantizar el bienestar de las niñas, jóvenes y adultas mayores, y también abrir caminos en términos de oportunidades, apoyo humano, acceso a empleo y a mejoras económicas para las mujeres".
Aunque el tema de género está cada vez más reconocido, incluso por los hombres, es este equilibrio en la distribución de poder que va a garantizar el derecho y la equidad y mientras no logremos esto, no vamos a poder superar las brechas de género que tenemos en la región, las brechas de ingreso, de acceso a empleo y vivienda y del derecho mismo a disfrutar las ciudades.
Puntualizó que es importante abrir permanentemente espacios para las mujeres. "Yo estoy siempre atenta en mis proyectos y actividades de mirar que exista una equidad de género y que la perspectiva de la mujer, femenina, feminista, esté incorporada en cada proyecto que trabajo".
Afirmó que es un trabajo arduo y cotidiano, pero que todas las mujeres tenemos espacios y alguna capacidad de abrir espacios para una más."Entonces a esto es a lo que me dedico, a siempre estar atenta a solicitudes, desde hablar de una manera más horizontal para compartir los estreses diarios, preocupaciones, ideas o inspiraciones, hasta a manera de mentoría o consulta. Siempre abrirse con las mujeres para compartir nuestro conocimiento, experiencias, perspectivas y emoción. Mantener a las mujeres inspiradas y juntas, apoyarnos mutuamente es fundamental".
Finalmente nos compartió un consejo que le daría a todas aquellas mujeres que aspiran a seguir sus pasos: "A todas las mujeres que quieren seguir mis pasos, les diría que se atrevan a ser como ellas mismas. Esa es su mejor versión".
Anacláudia Rossbach es economista con una trayectoria de más de 20 años actuando en temas de asentamientos precarios, habitación social y política urbana. Trabajó en la Alcaldía de São Paulo y apoyó al Ministerio de las Ciudades de Brasil en la formulación e implementación de la política habitacional brasileña.
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