Cinco horas y media es el tiempo promedio que emplea una persona en cruzar la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) utilizando transporte público; unas tres horas si lo hace en un vehículo particular.
ONU-Habitat
9 de julio de 2018
Así lo ponen de manifiesto los resultados preliminares de un estudio de ONU-Habitat sobre sobre la movilidad urbana en la mayor aglomeración de México que Ana Ruiz Nieves, especialista de la oficina de ONU-Habitat para México y Cuba, ha presentado hoy en el primer Brainshop Metropolitano de Guatemala.
En su intervención, Ruiz Nieves explicó que ONU-Habitat ha contemplado dos variables para conocer cuánto tiempo invierten las personas en atravesar la zona metropolitana del Valle de México, de norte a sur y de este a oeste. Así, en el primer caso, los puntos de conexión contemplados fueron los municipios de Coyotepec y San Miguel Topilejo. Para desplazarse entre estas dos localidades utilizando los medios de transporte públicos se emplea un tiempo máximo de 5:49 horas; 2:81 horas si el viaje se hace utilizando vehículo particular.
Si se trata de cruzar la ZMVM de este a oeste en transporte público ONU-Habitat estima que el tiempo medio es ligeramente inferior que hacerlo de norte a sur: 5:21 horas; mientras que haciendo uso de un vehículo privado la duración del trayecto supera ligeramente las 2.7 horas.
Los problemas de movilidad vulneran el derecho a la ciudad
Según explicó la especialista de ONU-Habitat los primeros resultados del estudio de la oficina de ONU-Habitat para México y Cuba evidencian que la movilidad en la ZMVM es un reto que comparten las grandes ciudades en Latinoamérica y adelantó que este trabajo se completará cuando se comparen los resultados de horas de viaje con otros mapas que contemplen los asentamientos de grupos vulnerables.
A propósito de ello, la especialista de ONU-Habitat recordó que estudios de esta agencia del sistema de Naciones Unidas han señalado a nivel internacional la relación entre forma urbana y la prosperidad, asociada la fragmentación sectorial a la eficiencia de uso de recursos, y vinculado la existencia de bienes públicos (transporte, espacio público, infraestructura básica) al desarrollo sostenible.
En este sentido, Ruiz Nieves recalcó que la movilidad ineficiente dificulta el ejercicio del derecho a la ciudad y el cumplimiento del principio inspirador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: no dejar a nadie atrás. Por ello -agregó- la movilidad ineficiente puede ser determinante a la hora determinar la desigualdad en las ciudades ya que pone de relieve el desequilibrio centro-periferia. “En la Conferencia Habitat III, se estableció el derecho de todas y todos los habitantes presentes y futuros, para ocupar, usar y producir ciudades justas, inclusivas y sostenibles. Por eso es importante territorializar la exclusión y evitar que los grupos vulnerables se vuelvan invisibles”, precisó.
Más productividad en las áreas metropolitanas
Del mismo modo, la especialista de ONU-Habitat reiteró la necesidad de contar con datos fidedignos: “sin información no hay medición, y sin mediciones es muy complicado gestionar el desarrollo”, dijo en referencia a la importancia de basar la toma de decisiones en evidencia. “Decidir con base en indicadores sólidos puede ayudar a incrementar la productividad de las zonas urbanas del país y esto es de vital importancia si dimensionamos que la suma del Producto Interno Bruto (PIB) de las 59 áreas metropolitanas de México es mayor a la suma del PIB de Chile, Perú y Colombia”, destacó.
Sobre esto, Ruiz Nieves añadió que la experiencia adquirida a través de los diferentes proyectos que desarrolla ONU-Habitat en México avalan que la fragmentación administrativa de las áreas metropolitanas merma la productividad o, lo que es lo mismo, “la gobernanza metropolitana aumenta la productividad de las aglomeraciones urbanas”. A su juicio, existe una desvinculación entre los planes urbanos y su operacionalización: “Para implementar la NAU es necesario que los planes y programa se consoliden en proyectos concretos y financiables que repercutan positivamente en la calidad de vida de las personas”.
Para finalizar su intervención, la especialista de ONU-Habitat aseguró que la planeación urbana debe estar legitimada por el bien común que promueven las agendas globales y la participación ciudadana para conseguir la implementación efectiva de la NAU. “La misión de ONU-Habitat en México es convertirse en el núcleo integrador entre la información, el diagnóstico, los planes de desarrollo urbano y la operacionalización de los proyectos, así como invitar al diálogo a los diversos actores sin perder de vista que propósito final de las políticas públicas es mejorar la calidad de vida de las personas”.